jueves, 15 de septiembre de 2016

¿LA EDUCACIÓN QUE NECESITAMOS?

              

                  Desde hace unos años, especialmente los últimos, en nuestro país se ha abierto un importante debate relativo a la enseñanza que reciben nuestros hijos. Colectivos de toda índole, maestros, profesores, alumnos, los padres de estos y otros se han echado a la calle para protestar por la última reforma educativa que ha promovido el actual gobierno, la LOMCE, la última ley de las  ocho que hemos tenido durante el actual periodo democrático, 34 años, referidas a las enseñanzas medias y contando como una de ellas la LGE del anterior régimen, en vigor hasta el año 1980. Como primera impresión parecen muchas leyes y la media sale a una cada cuatro años, tantas como elecciones parlamentarias hemos tenido.
                 Parece que este sistema de continuos cambios educativos no ha dado el fruto esperado, consiguiendo volver loco a todos los colectivos, simplemente ateniéndonos a los resultados de los últimos informes PISA (1).
               Muchos colectivos sociales se han echado a la calle, otra vez, en defensa de la enseñanza pública, lo que, en base a lo anterior, parece un grave error. El coste económico por alumno en la pública es muy superior, por ejemplo, al de la concertada, con unos resultados académicos que no son mejores en aquella que en esta. El apoyo a la enseñanza pública lo único que nos supone al conjunto de contribuyentes es un esfuerzo impositivo muy elevado para mantener un sistema muy caro y muy poco productivo.
              El apoyo se debe dar a la enseñanza buena, sea esta pública, concertada, privada, presencial, a distancia o impartida por cualquiera de los medios que la tecnología actual nos facilita. Defendamos, con firmeza, una buena enseñanza. Apoyemos a los que empeñan su esfuerzo en formar a las futuras generaciones con ilusión, conocimientos y dedicación a su profesión. El disponer de unos buenos gestores, unos buenos profesores o maestros, un buen personal administrativo en lo único que redundará será en formar buenos alumnos, quienes después serán unos buenos profesionales en el mercado laboral al que vayan destinados.
               La enseñanza buena debe ser evaluable y los profesionales que se dediquen a ella deben disponer de los medios necesarios, incluyendo los económicos, para llevarla a cabo con el mayor de los éxitos. No despilfarremos el dinero de todos en una enseñanza pública fracasada y cara.
              Apoyemos, sin fisuras, una enseñanza buena, venga de donde venga, y dejémonos de protestas mediáticas que, hasta ahora, no han mejorado la calidad de nuestra enseñanza.
               Seamos serios, enseñanza pública, si, pero buena y que no nos cueste mas de lo que realmente vale, para los resultados que ofrece.
             ¿Cuántos premios Nobel han salido de nuestras universidades? ¿Cuántos de nuestros científicos son los mejores en su especialidad? ¿Cuántos de nuestros políticos son referencia en el panorama mundial?... Podríamos hacernos mas preguntas de este tipo. Cada uno que se haga la quiera… y que la responda.
             Y si no somos capaces de tener una enseñanza pública buena, dejemos que a nuestros estudiantes los formen aquellos que sean capaces de hacerlo brillantemente y dotémosles de los medios necesarios para ello, con un adecuado control de su gestión.
            Antes de acabar, cuando me refiero a enseñanza lo estoy haciendo a formación. La educación se debe dar en la casa de cada uno, lo que supondría otro debate, probablemente de mucho mayor calado.



(1)    Yo soy de la opinión que nuestro país no tiene nada que ver ni social ni culturalmente con Japón, Finlandia, Holanda, Australia o Suecia por citar a algunos de los países de los que ocupan los primeros puestos de la clasificación de dicho informe y deberíamos compararnos con los países de nuestro entorno, Portugal, Francia, Italia…tal vez Marruecos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario